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Por Priscila Franzetti
Para saber que no es un sueño, que es realidad: Estudiantes puntero en la Copa y en el Torneo. Y gratis. O casi. Porque el triunfo de ayer ante el golpeado Danubio se debió a una atrocidad arbitral y a un offside inadvertido. El León platense tuvo que quemar mucho combustible y exprimir hasta el esguince a su genio y figura para tan inofensivo rival.
El primer tiempo no tuvo dueño prácticamente nunca. Ambos equipos debían buscar por abajo, por afuera y abriendo el campo a medida que avanzaban en ataque. Con Braña y Benítez, o con Rodríguez, Mena o Irala, lo intentaban con inverso resultado: Danubio llegaba más lento y seguro, pero se disolvía en la puerta del área grande de Andújar y compañía; el Pincharrata arrimaba más rápido, pero Maggiolo, Salgueiro y en menor medida Piatti resolvían como si tuvieran los pies puestos al revés. La Bruja manejaba los hilos conductores, hasta la desfortunada acción que a los 23´ le lastimó fiero la rodilla y lo obligó a retroceder al centro, y quietito distribuir lo que llegara a un aletargado Benítez.
El cotejo fue ganando en velocidad y perdiendo en precisión, tanto que Gaciba no tuvo tiempo de considerar o consultar al juez de línea, por qué no, una circense caída de Piatti al intentar alejarse lo máximo posible del arco de Conde. A los 43´, el Verón que nunca abandona canjea por gol y a las duchas.
En la última mitad, el partido se puso un poco más feo. Apostaron al error del rival, Danubio en eso da cátedra últimamente, y cambiaron nombres adelante para ver si el brasileño regalaba algo más. Y vaya si regaló, a los 30` encuentra pifia de pecho de defensor en un legítimo tiro libre y un línea desconcetrado: cabezazo y a otra cosa. El Benítez más patrón y responsable de los últimos tiempos, el pateador, el Chavo Desábato más león del fondo la rúbrica de cabeza. ¿Danubio? tuvo acaso 5 minutos para aprovechar la mini vorágine de Lazzaro y Galván de buscar el tercero tras salir del banco, e intentar que algun pelotazo sorpresa, aéreo o en cortada, le llegara a alguien habilitado por alguna desincronización defensiva de la acadé platense.
Párrafo aparte para la totalidad local: del murmullo al siempre emotivo y ensordecedor ¨ESTUDIAAANTES...ESTUDIAAANTES...¨. Cada partido que pasa es más protagonista. Hasta al punto de opacar lo que el campo de juego pueda brindar. Ya me estoy ilusionando con lo qué tendrán preparado para Octavos.

Fotos: Diario Ole

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