Por Priscila Franzetti
Suerte pa-ra...River. Bah, más que suerte, es sólo el título que alude al hombre decisivo de la noche: José María ¨el Tati¨ Buljubasich, otrora arquero de River, hoy en la U chilena.. Se necesita concentración, orden y buena ubicación para que a los 32 segundos Radamel Falcao pueda decir ¨esta es para mí¨ y puntear a la red una pelota que se le escapa al 1 de la Católica luego de que el mismo colombiano remate al travesaño una magnífica pelota que baja Abreu de cabeza solo, alone, en el punto penal. Con los tres atributos mencionados anteriormente, más velocidad y profundidad para atacar, River se acomodó ayer en parejo grupo 5.
En el primer tiempo, los de Núñez capitalizaron el gol tempranero en tranquilidad para tener la pelota, obtenerla con el sacrificio todocampista de Rosales, el bloqueo de Ahumada a Bottinelli y jugarla ancha, larga o en profundidad con el manejo de Buonanotte distribuyendo a Radamel y al Loco Abreu. La Católica también apostó a la pelota al piso, pero la paseaba casi con parsimonia, con traslado lateral y poca, poquísima velocidad a los metros finales. Puso cuatro hombres para el armado: Tapia, Eros Perez, Medel y Tolosa, estos últimos como la supuesta dupla- usina de fútbol, pero ambos fueron incomodaos por el ir y venir de Buonnanotte y Rosales. El chico Medel, requerido por la selección trasandina, brilló por su floja actuación. El cuadro de ataque lo completaba Da Silva, de vez en cuando como volante, de vez en cuando como punta único, sólo asustó al sobrio y seguro Carrizo con algunos tiros de media distancia. Las defensas eran calcadas, aunque con inversos resultados: 5 en el fondo, los chilenos tan en línea que habilitaban contínuamente a Abreu; y al equipo del cholo hasta le sobraba. Sólo Tuzzio, a partir de los 15 minutos, tuvo 2 ó 3 despejes de cabeza, de centros que iban venenosos al área local. La máxima preocupación para el banco de River fue casi al final de esta primera etapa, cuando Ahumada se esguinzó el tobillo izquierdo y debió entrar Ponzio. ¿La deuda? El casi nulo aporte de Abelairas, quien se encargó de los escasos tiros libres.
El complemento ofreció continuidad. Para los cambios obligados del Cholo, que antes de los 11 minutos debió sacar a Tuzzio y a Falcao por, aparentemente, fuertes contracturas.
En cuanto al fútbol, seguía pareciendo que a la U le faltaba un hombre más para resolver el final de los ataques, aunque le sumó velocidad, situaciones y dominio del medio. River, dejó a Ponzio, al ingresado Nico Domingo y al Pitu Abelairas para contener y frenar el envión chileno y salir de contra, a enfrentar a la aislada defensa católica. Así planteado el ST, sólo restaba que los dioses, perdón, Dios no escuchara las plegarias de la pequeña parcialidad chilena del estadio, y apareciera el acto localista de la fecha y Núñez se fuera expulsado directamente en una falta durante una contra de River; y que el Tati sirviera en bandeja otro remate en el área, esta vez de Abreu, para que a los 28´ los espectadores digan: -¨partido liquidado¨. Luego de esto, asistimos al repertorio renovado de la hinchada millonaria, y a los 32´ el segundo acto localista, no hubieron más porque no dieron las situaciones ni el tiempo, que Carlos Torres ejecuta al eliminar un válido gol de Gutiérrez, por supuesto offside. ¿En el Debe? Más tranquilidad, más carácter de todo el equipo riverplatense para luego de cerrar el marcador, cerrarle claramente el juego al rival, para evitar sobresaltos en defensa y depender de los reflejos nocturnos y cansados del arquero propio. Por lo demás, ya podrían decir: ¨clasificación pa-ra-mí¨.
En el primer tiempo, los de Núñez capitalizaron el gol tempranero en tranquilidad para tener la pelota, obtenerla con el sacrificio todocampista de Rosales, el bloqueo de Ahumada a Bottinelli y jugarla ancha, larga o en profundidad con el manejo de Buonanotte distribuyendo a Radamel y al Loco Abreu. La Católica también apostó a la pelota al piso, pero la paseaba casi con parsimonia, con traslado lateral y poca, poquísima velocidad a los metros finales. Puso cuatro hombres para el armado: Tapia, Eros Perez, Medel y Tolosa, estos últimos como la supuesta dupla- usina de fútbol, pero ambos fueron incomodaos por el ir y venir de Buonnanotte y Rosales. El chico Medel, requerido por la selección trasandina, brilló por su floja actuación. El cuadro de ataque lo completaba Da Silva, de vez en cuando como volante, de vez en cuando como punta único, sólo asustó al sobrio y seguro Carrizo con algunos tiros de media distancia. Las defensas eran calcadas, aunque con inversos resultados: 5 en el fondo, los chilenos tan en línea que habilitaban contínuamente a Abreu; y al equipo del cholo hasta le sobraba. Sólo Tuzzio, a partir de los 15 minutos, tuvo 2 ó 3 despejes de cabeza, de centros que iban venenosos al área local. La máxima preocupación para el banco de River fue casi al final de esta primera etapa, cuando Ahumada se esguinzó el tobillo izquierdo y debió entrar Ponzio. ¿La deuda? El casi nulo aporte de Abelairas, quien se encargó de los escasos tiros libres.
El complemento ofreció continuidad. Para los cambios obligados del Cholo, que antes de los 11 minutos debió sacar a Tuzzio y a Falcao por, aparentemente, fuertes contracturas.
En cuanto al fútbol, seguía pareciendo que a la U le faltaba un hombre más para resolver el final de los ataques, aunque le sumó velocidad, situaciones y dominio del medio. River, dejó a Ponzio, al ingresado Nico Domingo y al Pitu Abelairas para contener y frenar el envión chileno y salir de contra, a enfrentar a la aislada defensa católica. Así planteado el ST, sólo restaba que los dioses, perdón, Dios no escuchara las plegarias de la pequeña parcialidad chilena del estadio, y apareciera el acto localista de la fecha y Núñez se fuera expulsado directamente en una falta durante una contra de River; y que el Tati sirviera en bandeja otro remate en el área, esta vez de Abreu, para que a los 28´ los espectadores digan: -¨partido liquidado¨. Luego de esto, asistimos al repertorio renovado de la hinchada millonaria, y a los 32´ el segundo acto localista, no hubieron más porque no dieron las situaciones ni el tiempo, que Carlos Torres ejecuta al eliminar un válido gol de Gutiérrez, por supuesto offside. ¿En el Debe? Más tranquilidad, más carácter de todo el equipo riverplatense para luego de cerrar el marcador, cerrarle claramente el juego al rival, para evitar sobresaltos en defensa y depender de los reflejos nocturnos y cansados del arquero propio. Por lo demás, ya podrían decir: ¨clasificación pa-ra-mí¨.
Fotos: Diario Ole
No hay comentarios:
Publicar un comentario